Detalle de copa de vino blanco en un bodegón de George Flegel, s. XVII
"[Martos] tiene buenos vinos torronteses y albillos y aloques"
Francisco Delicado, La lozana andaluza, 1529
“La abundancia y bondad del vino [del reino de Jaén] es muy notoria, para su abundancia
basta ver que tanta gente que habita este reino se sustenta de sus bodegas, y
viñas sin traello de acarreto antes se sucede dallo a otras provincias. La
bondad comúnmente es de buen nombre, y algunas bodegas y suelos hay de muy
aventajado, y excelente; como son Martos, Úbeda y otras partes”
Bartolomé Ximénez Patón,
Historia de Jaén, 1628
"[Alcalá la Real es] abundantísimo en pan y en vino: lo mejor del reino de que abastece a Granada, con privilegio que tiene para meter vino en Granada tres meses al año que son los de mayor gasto, de mayo, junio y julio"
Francisco Henríquez de Jorquera, Anales de Granada, mediados s. XVII
“De Andújar, Martos y Torrejimeno en el reino de Jaén. También se
celebran en el siglo 16 los vinos de Torrejimeno aunque no tanto como el de
Martos. Se decía entonces de este que era tardo en formarse” “De Alcalá la Real en el reino de Jaén, algo dorado: se conserva muy
bien. Se celebró y se consumía en Granada con el del Castillo de Locubín desde
principios del 16" “De Úbeda y Baeza y Torrecampo en el reino de Jaén, más o menos
clarete, de poca dura. El vino de Torre-campo se celebraba ya a principios del
16 o antes, aunque no tanto con el de Úbeda. Uno y otro se reputaban
medicinales. El de Baeza empezó a tener nombre algo más tarde”
Agricultura
General de Gabriel Alonso de Herrera, Edicion Matritense, Adiciones, 1818-1819
El vino del reino de Jaén, como puede verse en las citas anteriores, tuvo fama durante la Edad Moderna. Hoy en día, ensombrecido por la ubicuidad del olivo y la calidad del aceite que de él se obtiene, el vino de Jaén se reduce a unas pocas bodegas en Alcalá la Real, Andújar, Arbuniel, Frailes, Torreperogil, Bailén, Lopera y Puerta de Segura que luchan por abrirse camino en un mundo muy competitivo dominado por las grandes regiones de Rioja y Ribera del Duero. Sin embargo, en la Edad Moderna el vino en algunas localidades superaba abiertamente la superficie dedicada al olivo. Felipa Sánchez Salazar a través del Catastro de Ensenada nos da una visión de la importancia de las viñas en el paisaje del Santo Reino.
Superficie de vid cultivada según el Catastro de Ensenada 1752 (F.
Sánchez Salazar)
Localidad
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Superficie (Has)
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% de superficie de viñedo
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Andújar
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4.369,42
|
15,56
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Úbeda
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872,73
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2,90
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Alcalá la Real y Frailes
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685,96
|
2,43
|
Baeza
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582,00
|
4,75
|
Torres
|
504,73
|
12,66
|
Jaén
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441,62
|
1,29
|
Torre del Campo
|
378,54
|
5,91
|
Villanueva del Arzobispo
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224,28
|
3,07
|
Arjona
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201,21
|
1,46
|
Bailén
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183,96
|
2,77
|
Martos
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172,46
|
0,96
|
Cambil y Arbuniel
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150,00
|
4,54
|
Torreperogil
|
65,29
|
0,84
|
Lopera
|
0,00
|
0,00
|
Puerta de Segura
|
0,00
|
0,00
|
Como vemos Andújar estaba a la cabeza de las poblaciones jiennenses por número de hectáreas cultivadas y por tanto por ciento cultivado con respecto al olivo o al cereal. Don Antonio Terrones de Robles, decía en 1657 en su Vida de San Eufrasio aquello de que Andújar era "abúndantísima también de pan, y vino famoso".
Muy alejadas le seguían Úbeda, Alcalá la Real, Baeza o Torres. El vino de Martos tan famoso en el siglo XVI ocupaba muy pocas hectáreas a mediados del XVI, pero aún tenía fama, si atendemos a lo que se decía de el a principios del XIX.
Del vino de Alcalá la Real ha escrito mucho José Rodríguez Molina. Privilegiado por los Reyes Católicos y sus sucesores como el único vino que podía venderse en verano en la ciudad de Granada sabemos que se consumía en la ciudad de la Alhambra en grandes cantidades. En 1595, por ejemplo, en las 1500 tabernas que había en la ciudad se escanciaban en mayo junio y julio 150.000 arrobas de vino (casi 2.5 millones de litros de vino) en una población de unos 50.000 habitantes. Nada más llegar a la Alhóndiga de Granada el vino se vendía dentro de ella en bancos y mesas donde la gente se emborrachaba "especialmente moriscos y esclavos". Granada, más de 400 años de experiencia haciendo botellón.
Corral del Carbón antigua Alhóndiga de Granada
Sin embargo, esta situación privilegiada cambiaría con el tiempo. La sociedad granadina comienza a producir sus propios vinos y el vino de Granada terminará enfrentándose al de Alcalá. No en vano era la élite granadina la que era dueña de las viñas y lagares, interesados en vender su propio vino y no el foráneo.
En la primera y segunda década del siglo XVII, a partir de documentación del Archivo Municipal de Alcalá la Real –datos publicados por Francisco Martín Rosales– parece que la producción decae un poco, pero sigue siendo notable.
1608
15.000 @--> 244.950 litros
1609 30.673
@--> 500.890 litros
1615
17.734 @--> 289.586 litros
El vino de Alcalá no solo se vendía en la ciudad de Granada sino que lo hacía en buena parte de los reino de Granada, Jaén y Córdoba.
Lugares donde se vendía vino de Alcalá la Real a principios del siglo XVII
En el siglo XVIII gracias al Catastro de Ensenada sabemos que la superficie dedicada a la viña alcanzaba las 1910 fanegas, distribuidas entre 1ª calidad 396, 2ª calidad 898 y 3ª calidad 616.
Las fanegas dedicadas a olivar en esta fecha eran únicamente 873. Hoy el olivar llena los campos alcalaínos.
En el catastro también se habla de los pagos dedicados a la viña y su producción: “cada fanega de viña de los sitios de
Puertollano, Callejón, Redondal, Saetilla, Cañada de Marmieves, Lagar del llano y Nava se ocupan con 1.200 cepas, que producen si son de 1ª calidad 21@ de vino
2ª 12@ de vino 3ª 6@ y su precio es 6 reales/@ y cada fanega de esta especie en los sitios de Camuña, Prado gordo, Caserias, Piedra de molino, Cañuelos, Rosalejo, Solana de Montefrio, Torre de los llanos, Monterrey, Torcales y Zelada se ocupara de 800
cepas por ser estas más grandes y producen 1ª 26@ 2ª 15@ 3ª 8 @” y su precio a 5 reales
“porque aunque son de más producir, las viñas de estos sitios que las de
aquellos, es de la mejor bondad el vino de aquellos sitios, que el de estos”.
Se llega a decir que Alcalá la Real contaba con 59 lagares, de los que al parecer únicamente se conservan dos. Los lagares o prensas de uva, se componían de una viga –similar al de las almazaras de aceite– que prensaba el pie o montón de uva obteniendo el mosto.
Esquema de un lagar de viga
A partir de la documentación del Archivo Histórico Provincial de Jaén he encontrado una relación directa entre las oligarquías locales y la posesión de lagares y viñas. Se puede ver una continuidad entre los linajes de los regidores del siglo XVI y los del XVIII, todos ellos poseedores de viñedos y fabricantes de vino. Tanto que podríamos hablar de una "élite vinatera" para el caso de Alcalá la Real.
Efectivamente a finales del XVI regidores como el doctor Luis de Frías que lo fue al menos entre 1582 y 1611 tenían viñas y lagares. Frías tenía unas 13 aranzadas de viñas en Charilla y en la Mata que cavaba por medio de cuadrillas de unos 15 operarios. Una aranzada equivale a 0.44 hectáreas. El mismo producía vino en su bodega. En 1580 vendió 1000 arrobas de vino (16.334 litros de vino) que tenía en 21 tinajas siendo la mitad joven y la mitad añejo a 4 y 5.5 reales por arroba. Dos años más tarde vendió 1600 arrobas de vino blanco torrontés que tenía en 35 tinajas a 3 reales por arroba. El cuñado del anterior, Juan Vázquez Mexia, regidor entre 1600 y 1605 tenía su lagar y 30 aranzadas de viñas en Valcargado.
El hijo del judaizante Pedro Hernández de Jaén "el de los muchos tratos", Juan Méndez Zamorano, regidor de Alcalá entre 1591 y 1602, tenía dos viñas: una de 34 aranzadas con su lagar en Camuña –hoy Acamuña– y otra de 26 aranzadas en Puertollano. Aunque no tenemos referencias a ventas de su vino, estoy seguro que lo hizo a través de la red comercial de su padre, especializada en surtir de carne, aceite y vino a poblaciones cercanas. Los tres regidores anteriores representaban a los advenedizos, a recién llegados al poder municipal de Alcalá. Frente a ellos encontramos familias "antiguas" descendientes de conquistadores de la ciudad. Tanto unos como otros tenían la producción de vino entre sus actividades económicas. Así, Pedro de Pineda Góngora, regidor en 1584 tenía un lagar y 15 aranzadas de viña en Montefrío. Su pariente Juan de Aranda Góngora, regidor en 1582 tenía "veinte aranzadas de viña con su lagar en la Moraleda".
Si saltamos en el tiempo hasta mediados del siglo XVIII vemos como los regidores alcalaínos, muchos de ellos descendientes de los anteriores, siguen poseyendo viñas y lagares. Por ejemplo don José Serrano de Contreras tenía 4.5 fanegas de viñas con su lagar en la Bocacharilla. doña Francisca de Tapia, doncella de 80 años en 1752, dueña de un oficio de regidor, tenía tres lagares; uno en Cañuelo con 8 aranzadas de viñas, otro en Camuña con 8 y otro en Monterrey con 20, incluido este en el mayorazgo del licenciado Miguel Ramírez Terrones, probablemente sobrino nieto del obispo de León. Don Pedro de Góngora Gadea, regidor perpetuo y descendiente de un hermano de aquel Pedro de Pineda Góngora, tenía el mayorazgo fundado por el advenedizo Juan Vázquez Mexia con las nueve fanegas en Valcargado que poseía aquel en 1605, eso si, sin su lagar. Vemos como los antiguos enemigos de facción se habían fusionado por vía matrimonial dando lugar a una nueva élite mixta. El sucesor de los Méndez Zamorano, don Fausto Fernández de Moya contaba con un mayorazgo que incluía, entre otros bienes, un oficio de regidor, el cortijo de Puertollano –ya sin viñas– y la viña en Camuña ahora con 12 fanegas de vides y sin lagar, cargada con una memoria fundada por Juan Méndez Zamorano, su poseedor a principios del siglo XVII. En estos pocos ejemplos vemos como en Alcalá la Real entre el siglo XVI y el XVIII se han abandonado lagares y arrancado viñas, aunque el sector vitivinícola aún se mantiene. Su caída vendría en los siglos siguientes con la plaga de la filoxera, de la que no se recuperaría. Hoy solamente la bodega de Marcelino Serrano sostiene la tradición de siglos de buen vino de Alcalá la Real.
Todo parece indicar, como adelantaba al principio, la clara vinculación entre élite y producción vitivinícola. La Historia Social y sus herramientas, el cruce de fuentes y la
reconstrucción genealógica, pueden ayudarnos a estudiar procesos económicos en la "larga duración" como el de la producción y comercio del vino.
Hasta la próxima entrada!