La catedral de Jaén, sede del Archivo Histórico Diocesano de Jaén
Ya sin las obligaciones de la docencia, esta semana he hecho "doblete" varios días en el Archivo Histórico Provincial y en el Archivo Histórico Diocesano. En este último he consultado esta semana dos secciones nuevas: expedientes matrimoniales y capellanías.
Además, el lunes 22 por la mañana –antes de viajar a Jaén– visité el Archivo de la Real Chancillería de Granada. Quise consultar los pleitos de la familia Terrones, recordemos descendientes de Antón Terrones, activo mercader de corambre a finales del XVI en Jaén.
En 1619 el hijo del mercader, don Antonio Terrones de Robles –regidor de Andújar y futuro cronista local– tiene una serie de pleitos por ciertos episodios de violencia con otros oligarcas de la ciudad como don Fernando y don Juan Pérez de Vargas. Las élites nobiliarias durante toda la Edad Moderna pero especialmente durante el siglo XVII estuvieron inmersas en luchas de facciones, llamadas banderías o emulaciones. Generalmente varias familias o parentelas formaban un grupo o cuadrilla y se enfrentaban violentamente al grupo rival. Sabemos que los episodios de 1619 no fueron los únicos, ya que en 1632, don Antonio –integrado en la facción de los Quero– sería herido por don Antonio de Cárdenas gracias a los trabajos de Elizabeth Balancy sobre la violencia en Andalucía.
Al parecer ciertas pruebas de nobleza ganadas por don Antonio no fueron aceptadas por sus enemigos, seguramente conocedores del origen plebeyo y artesano de los Terrones. La documentación consultada hace referencia a esta situación que nos informa de lo ambiguo del estatus nobiliario en el siglo XVII.
En estas probanzas encontramos que la genealogía que aporta don Antonio –seguramente en respuesta a rumores en torno a su origen humilde– no concuerda con la genealogía que obtenemos de protocolos notariales previos. En primer lugar añaden el don a su madre Ana de Miranda y modifican el nombre y apellidos de su abuela paterna ahora Juan López de Párraga y en los protocolos Catalina Ramírez Blanco. Mantienen, sin embargo, el nombre de su abuelo Francisco Terrones, que un testigo dirá que fue "obligado de las carnicerías de Andújar durante diez años" añadiendo que se trata de un oficio honrado. En mi opinión este oficio era incompatible con la nobleza que su nieto llegó a conseguir.
Aún más curiosa es la afirmación de algunos testigos pecheros que llegarán a declarar al tratar de responder la pregunta octava de la probanza que
“en la
ciudad de Jaén no se tiene por trato humilde tratar en corambre sino por muy
honroso y que lo tienen por trato y granjería hombres muy honrados e hijosdalgos
de la dicha ciudad”. Curiosamente los testigos hidalgos –don Alonso de Piédrola y don Alonso Serrano de Piédrola, don Alonso de Lucena Escavias y don Alonso Quero de Escavias– optarán por ignorar tal pregunta y afirmación.
Vista de Andújar por Pier Maria Baldi. 1668.
Otros pleitos de la Chancillería, ya del siglo XVIII, nos dan referencias a los dos mayorazgos que fundó don Antonio, que se unieron al que ya disfrutaba fundado por Paula de Bago. Los mayorazgos se habían fundado sobre fincas con varias miles de "olivas" en Andújar, casas, bodegas, molinos, unas casas principales en la calle de Santa Marina, ricos censos y juros donados por el obispo de León y sus hermanos, primos de don Antonio, y especialmente dos oficios de regidor que al vincularlos los hizo perpetuos para que al menos dos de sus descendientes siempre tuvieran voz y voto en el cabildo iliturgitano. Sin duda una estrategia que explica el éxito de la familia en los años siguientes.
Paralela a esta estrategia, el fraude y la invención de un pasado noble y una casa solar en las montañas de León, en el valle del Torío, con la usurpación del apellido Robles que unirán al plebeyo Terrones con gran escándalo "y murmuración" de las élites de la región. La elección de este lugar no fue casual: su primo don Francisco de Terrones fue el obispo de León entre 1607-1613.
El día 23 continué mi búsqueda sobre la familia Terrones de Andújar en los protocolos notariales, buscando el testamento de don Antonio, sin mucho éxito. Mejor me fue por la tarde en el Archivo Diocesano. Ya comenté en otra entrada el interés genealógico de los pleitos por mayorazgos y capellanías. En los Archivos diocesanos suele conservarse documentación sobre estas últimas, acerca del nombramiento de patronos o de nuevos capellanes. En el caso de Jaén, el fondo está organizado por poblaciones y apellidos, algo que facilita mucho la búsqueda. Rápidamente localicé en la documentación de Andújar la capellanía de don Antonio Terrones de Robles, canónigo de Toledo, primo hermano del cronista. En esta documentación aparece la fundación de una capellanía sobre la capilla mayor de la iglesia de San Bartolomé de Andújar, cuyo patronato estaba en manos de don Antonio por nombramiento de su primo el obispo. Algunas partidas de bautismo de la familia y de los pretendientes a capellanes me ayudaron a complementar la genealogía de los Terrones y sus descendientes los Albarracín.
Iglesia de San Bartolomé de Andújar donde tuvieron capilla los Terrones
Más tarde, opté por consultar los Expedientes Matrimoniales de parientes. En la Edad Moderna cuando se producía el enlace de dos parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o afinidad era necesario conseguir una dispensa de Roma. Los grados de consanguinidad los dan la relación de los contrayentes con un antepasado común. Así un matrimonio entre primos segundos (C33 o Cousin grado 3 grado 3) está a tres grados paralelos de los ascendientes comunes (los bisabuelos).
Árbol genealógico mostrando un parentesco C33 (primos segundos). La contrayente está a un grado de su padre, a dos de su abuelo y a tres de sus bisabuelos; el contrayente está a un grado de su madre, a dos de su abuela y a tres de sus bisabuelos.
En las catedrales se conservan estos expedientes que determinan el parentesco entre los contrayentes. Era más caro dispensar parentescos cercanos (tío-sobrina (C21) o primos hermanos (C22)) que los lejanos entre primos terceros (C33) o cuartos (C44).
El parentesco de afinidad viene definido por el parentesco de uno de los contrayentes con el primer matrimonio de su cónyuge. Para que se de la afinidad se necesita que alguno de los contrayentes tenga un matrimonio previo. También hay que dispensarlo.
El marido está casando con la viuda de su primo segundo, por tanto los contrayentes tienen un tercer grado de afinidad.
Los expedientes llegan a representar árboles genealógicos muy rudimentarios para explicar los parentescos, a veces muy complejos debidos, por ejemplo, a la endogamia de las élites. Cuanto mayor sea el parentesco mejor para nosotros porque en un mismo expediente podemos obtener información de varios linajes. Dependiendo de la época los expedientes pueden aportar también las partidas de bautismo de los contrayentes y el testimonio de algunos testigos.
Hay expediente matrimoniales donde no hay parentesco. En Jaén se definen en la documentación como "normales". No son tan ricos genealógicamente como los de parientes pero siempre nos pueden dar alguna información de interés.
El día 24, por la mañana continué buscando en los protocolos notariales el testamento de don Antonio Terrones, aunque finalmente opté por volver a los protocolos notariales de Jaén. Ha llegado el momento de explotar los escribanos con mayor contenido artesano o comercial y dejar las búsquedas genealógicas, que tanto tiempo me han llevado. Mi investigación está cercana a su final y hay que maximizar los resultados en protocolos. Así que volví a uno de los escribanos más interesantes para el estudio del comercio del cuero: Melchor Gutiérrez.
Numerosas compra-ventas de cueros curtidos de zumaque y un documento clave: la compra de una buena partida de cueros vacunos de Indias –406– a dos zapateros de Sevilla por parte de varios potentes mercaderes de corambre como Francisco
López de Almagro y Rodrigo Alonso Carrasco. Si, esta es la prueba que confirma, tal como predije en su momento, que en Jaén también se usaron cueros americanos para la artesanía local. Pero también de lugares cercanos. De nuevo el italiano de Huéscar, Daniel Quarteroni, aparece como abastecedor de pieles de cabrío –1200– en esta ocasión originarias de ganados de Huéscar y Caravaca.
Por la tarde, de nuevo en el Diocesano, continué con los expedientes matrimoniales de Andújar y Alcalá la Real. Ninguna sorpresa de mención.
Las galerías altas de la catedral de Jaén, muy cerca del archivo.
El día 25 consulté más protocolos de Melchor Gutiérrez para los años finales del siglo XVI. Nuevos nombres, el mismo cometido: el comercio del cuero. En algunos documentos los mercaderes de corambre compraban por adelantado las producciones de zumaque a sus dueños. Los sitios de Jabalcuz, Fuente la Zarza o Alberquilla aparecen como el origen de la mayor parte del zumaque jiennense.
En el Diocesano opté por buscar varias capellanías vinculadas a los mercaderes de corambre. Por ejemplo la fundada por Bartolomé Martínez de Alcázar, que me dio bastante información sobre la rama de su hermano Cristóbal, jurado como él, de Jaén.
Hasta la próxima entrada!