Un árbol genealógico filipino mostrando una genealogía hasta los ocho bisabuelos
En esta segunda entrada de Metodología quiero explicar lo que yo entiendo como reconstrucción genealógica. Es una herramienta fundamental a la hora de investigar familias y, dada la vinculación en la Edad Moderna entre familia y red comercial o red social, será un método clave para cualquier estudio de Historia Social. La reconstrucción genealógica solo es posible por medio del cruce masivo de fuentes documentales y un buen entendimiento de las dinámicas de estas fuentes. Aunque estas técnicas se pueden aplicar a toda la sociedad del Antiguo Régimen, serán especialmente efectivas en las élites oligárquicas y nobiliarias, o mejor dicho, en el estudio de los grupos sociales que consiguen adquirir el estatus hidalgo, fundar mayorazgos, recibir mercedes de hábitos de Órdenes Militares, comprar señoríos o obtener títulos nobiliarios. Interesa, por tanto, en el análisis de familias de mercaderes o financieros exitosos, que como sabéis son el grupo social que estoy estudiando prioritariamente en mi proyecto Las columnas del Santo Reino. Este método –u otros similares– es el que llevamos a cabo los discípulos del profesor Enrique Soria Mesa de la universidad de Córdoba –a partir de sus enseñanzas– en nuestras investigaciones. Muchos de nosotros estamos vinculados al
Laboratorio de Estudios Judeoconversos (LEJ) de la Universidad de Córdoba.
Como habéis podido comprobar en otras entradas del blog, tengo bastante interés en estudiar un mercader en particular: Pedro Hernández de Jaén vecino de Alcalá la Real a finales del siglo XVI. Para obtener la máxima información sobre el mismo no puedo limitarme a estudiarlo únicamente a él. Debo situarlo en una familia, en unas redes sociales, en un contexto histórico y mis fuentes deben ser lo más variadas posibles. Pero es que para estudiar Hernández de Jaén voy a tener que investigar no solo a sus parientes cercanos –padres, hijos hermanos– sino a todo su clan, y especialmente a los descendientes que –dos o casi tres siglos más tarde– poseyeron los mayorazgos fundados por el mercader, sus hijos, y sus nietos.
La herencia de bienes raíces –sobre todo en forma de vínculos y mayorazgos– es el hilo conductor de este proceso y la genealogía el esqueleto sobre el que se sostiene el sistema. Para llevar a cabo esta reconstrucción han sido necesarios consultar físicamente dos archivos: el Archivo Histórico Provincial de Jaén y el Archivo de la Real Chancilleria de Granada, cuando he tenido disposición de hacerlo, como veréis de manera alternativa; y virtualmente tres o cuatro más y varias bibliotecas, sin contar búsquedas por internet y en un buen número de libros online y en papel o la ayuda de colegas y amigos. Esto es hoy posible gracias a internet, hace solo unos años estas búsquedas serían casi impensables. El proceso, que aún continúa, me ha llevado cuatro meses, si bien no de manera exclusiva, pues esta reconstrucción ha sido paralela a la investigación general del proyecto, con mayor implicación, tal vez en las últimas semanas. En este tipo de procesos la suerte tiene un papel importante; hay documentos que permiten avanzar rápidamente, y encontrarlos a veces es casual. Un consejo, apuntadlo todo, nunca se sabe si lo que hoy no nos interesa lo hará en breve. Suerte o no, y parafraseando al jugador de golf Gary Player "cuando más investigo en el archivo, más suerte tengo en encontrar documentos claves".
Creo que en el ejemplo que voy a dar a continuación vamos a ver muy gráficamente como unas fuentes te dan la referencia a otras fuentes y estas, a su vez, te remiten a otras, a veces las primeras. En este proceso de ida y vuelta la genealogía se irá completando, corrigiendo, modificando y adaptando a las nuevas informaciones. Se parece mucho al método detestivesco: encuentras pistas que te llevan a otras y estas, a otras. Lo importante es no dejar las referencias documentales sin consultar, no dejar de seguir una pista; nunca se sabe si un documento anodino puede tener las claves a preguntas –genealógicas–hasta ese momento sin respuesta.
En cuanto a los materiales necesarios, para armar los árboles genealógicos podemos usar el programa GenoPro:
GenoPro
Se trata de un programa bastante intuitivo y efectivo. Tiene una versión gratis de prueba y la de pago consistía en pagar 4 ó 5 euros, así que tampoco es para tanto. Hay otros programas similares.
De momento vamos a utilizar la primera hilera de iconos. Añadir hombre, añadir mujer. Añadir consorte. Añadir padres. Añadir hijo y añadir hija.
Una vez añadido el individuo, si hacemos doble click en él podemos ponerle nombre y toda una serie de opciones que, por ahora, no vamos a necesitar. Fechas, fotos, etc.
Aunque yo traigo aquí una reconstrucción por medio de GenoPro, que visualmente y didácticamente es más sugerente, y hay colegas que lo hacen así, no es mi caso. Yo solo dibujo el árbol cuando he reconstruido la familia al completo. Para ir construyéndola utilizo un método genealogico para procesadores de textos, en mi caso Word. El sistema es el siguiente.
Abuelo
c.con:
Abuela
1.- Padre del individuo, con el que sigue.
2.- Tio
n. el 1-I-1600
b. el 5-I-1600
Oficio
t. el 1-I-1650
co. el 5-I-1650
m. el 5-I-1650
e. 6-I-1650
c. con:
Tía
A.- Primo1
z.- Sobrino de primos hermanos
B.- Primo2
3.- Tía
Padre
c. con:
Madre
1.- Hermano1
A.- Sobrino1
z.- Sobrino1
y.- Sobrino2
2.- hermana
B.- Hija1
z.- Nieto2
3.- Individuo, con el que sigue la linea
Individuo
c.con:
Mujer
1.- Hijo, con el que sigue.
2.- Hija, etc
Este sistema permite incorporar información en cada individuo a continuación de cada uno. Fechas de nacimiento (n. el ) o bautismo (b. el), matrimonio (c. el), oficios, mercedes, etc y defunción (m.) , testamento (t. el) codicilo (co. el). Pueden añadirse apéndices personales como "Bienes", "enemigos" o "red comercial" . Podemos añadir notas al pie o paréntesis con las referencias documentales.
Hay programas como Filemaker que sirven para esto, pero yo uso word. Está muy pensado para el seguimiento de familias con mayorazgos, que generalmente se transmiten por linea recta de varón.
En el mismo archivo donde tengo la reconstrucción genealógica incluyo al final un apartado de archivos. Aquí incorporo los documentos que están relacionados con la familia. En un primer momento solo la referencia y la regesta, y cuando los consulto meto aquí la consulta. Así tenemos toda la información en el mismo fichero. Tal vez lo explique más detenidamente en una próxima entrada.
Sobre gustos no hay nada escrito. Cada cual debe utilizar el método que mas se ajuste a sus gustos. Este es el mío. Aquí me interesa más reflejar la búsqueda documental, en si, que la introducción de datos.
Pedro Hernández de Jaén "aquél de los muchos tratos"
Como ejemplo de reconstrucción genealógica por medio del cruce de fuentes documentales voy a utilizar el caso del citado mercader. Ya he hablado antes de él varias veces en este
blog. No era un desconocido para mí. Sabía algo de este mercader como antepasado de los Castellano de Marquina por el expediente de caballero de un descendiente suyo, don Francisco Castellano de Marquina. En él un informador afirmaba que la abuela del pretendiente Mencia López de Rojas era descendiente de un tal Pedro Hernández de Jaén, al que se le acusaba de tener sangre judeoconversa o incluso de ser él judaizante. Sin embargo no estaba clara la relación entre la susodicha y el mercader. Pero empecemos con la reconstrucción genealógica.
Todo árbol comienza con un único individuo. En nuestro caso el mercader Pedro Hernández de Jaén.
En los protocolos de Alcalá la Real me encontré –ya el primer día de investigación– con diversas actuaciones de Pedro Hernández de Jaén ante el escribano Francisco Jiménez. Para la reconstrucción solo me voy a centrar en documentos que tengan contenido genealógico, que permitan relacionar individuos con sus familiares. Los datos económicos, sociales, relaciones de poder los dejo para otro momento, aunque si seguiré las transmisiones patrimoniales y tendré en cuenta bienes facilmente localizables: cortijos, casas, oficios de regidor, etc.
En el primero de los legajos había dos documentos que nos daban información sobre un hijo del mercader, Juan Zamorano, al que su padre daba un poder para cierto negocio en Motril. Y otro que vinculaba a Juan Zamorano con su abuelo materno, Cristóbal Zamorano, vecino de Priego por una herencia de ciertas tierras allí. Un tercer documento hablaba de un jurado de Alcalá la Real también llamado Cristóbal Zamorano, que asumí que debía ser hermano de Juan e hijo de Pedro Hernández de Jaén. Era muy común en la Edad Moderna que los nietos tomasen los nombres de sus abuelos, incluso con más frecuencia que el de sus padres. Otro documento previo reforzaba el parentesco entre los dos hermanos, ya que Juan renunciaba el oficio de jurado en su hermano Cristóbal. Con GenoPro añado dos hijos varones a Pedro Hernández de Jaén y los padres de su mujer, aún desconocida.
Al consultar protocolos de un periodo veinte años posterior me encontré con Pedro Hernández de Jaén que había añadido a su apellido el "Méndez". Sus hijos también lo habían hecho y seguían siendo jurados. A pesar del cambio continuaban con sus actividades mercantiles en torno al mundo del ganado y el corambre. Juan Méndez Zamorano aparecía como dueño de viñas en el pago de Puertollano. Hago doble click en cada uno y añado el apellido Méndez.
En los protocolos de unos pocos años más tarde se pierde el rastro de todo el grupo. Hay, sin embargo una viuda, doña Juana Ordóñez que lo era de Francisco Méndez y madre de Juan Méndez Zamorano, menor. La repetición de apellidos hace pensar que eran parientes de los anteriores, pero no casan con la genealogía anterior. Recordad, una persona puede tener los mismos nombres y apellidos que otra pero sus padres e hijos serán distintos. La excepción a esto son hermanos con el mismo nombre, algo que es bastante inusual. Esta es la clave de la filiación genealógica, puede haber dos Juan Méndez Zamorano pero no dos Juan Méndez Zamorano hijo de Pedro y padre de Alonso. Recuerdo cierto aberrante libro local que, usando solo fuentes del archivo municipal, nos hablaba de cuatro o cinco regidores homónimos en un periodo de doscientos años. Sin la filiación bien podría tratarse de 5 ó 10 personas distintas o de una única persona que increíblemente vivió 200 años. No os canséis de filiar, son las coordenadas de un individuo dentro de su familia. Estos dos Juan Méndez Zamorano si nuestra documentación fuese una ejecutoria de hidalguía podríamos llegar a pensar en una falsificación genealógica, eliminando a Pedro Hernández de Jaén y sustituyéndolo por un ficticio Francisco Hernández, pero eso es muy improbable en protocolos notariales y con tan pocos años de diferencia.
El nuevo grupo de la viuda de Francisco Méndez no podemos enlazarlos con los anteriores aunque entre ellos si se crea una genealogía de padres e hijo. Añado pues la genealogía a la anterior pero sin conectarla. En un protocolo, un año después encontramos a Cristóbal Méndez Zamorano, pero ahora ya es regidor de Alcalá la real. Añado los nuevos datos al árbol.
Cambio de archivo. Revisando mis notas del Archivo Histórico de Protocolos de Granada encontré una curiosa escritura del cabildo de Alcalá la Real en 1602 donde los regidores imponían un censo sobre sus bienes para poder financiar un hospital contra la peste. Entre ellos aparecía Juan Méndez Zamorano hipotecando viñas en Camuña y un cortijo en Cabeza de los Jinetes. Aunque no coincidían las viñas, asumí que se trataba del hijo de Pedro Hernández de Jaén, pues el huérfano aparecía algunos años más tarde, y los menores no suelen desempeñar el oficio de regidor. Lo bueno de la reconstrucción y el cruce de fuentes es que podemos realizar suposiciones que nuevos documentos reforzarán o refutarán.
Durante algunas semanas olvidé el tema de los Hernández de Jaén y me dediqué a investigar protocolos de la ciudad de Jaén, encontrando bastantes documentos sobre la seda, los paños y el cuero. La reconstrucción quedó en suspenso hasta que mi colega cordobés
Marcos Cañas me pidió que le consultara documentos sobre mercaderes portugueses –precisamente en Alcalá la Real– para los años 40 del siglo XVII. En estos legajos encontré a algunos Méndez: don Juan Méndez de Pineda, don Luis de Quesada Méndez, regidor de Alcalá y, sobre todo, de don Francisco Méndez de Villalfeide, clérigo. En un documento se decía que don Francisco era hijo de Cristóbal Méndez de Villalfeide y el primero daba un poder a don Luis de Quesada Méndez, regidor y su primo. En otro, el citado don Francisco decía que era primo de don Alonso Méndez de Rojas, vecino de Granada, al que vendió unas tierras. Ojo, hay que tener en cuenta el tiempo. Cada 25-30 años suele aparecer una nueva generación. Es poco plausible que un individuo que encontramos en 1580 siga viviendo en 1680, debe tratarse de un hijo o un nieto homónimo. Hay que fijarse especialmente en los segundos nombres o en los epítetos "el joven" "el viejo" "el mayor" "el menor" y cuidado porque hay mayorazgos que imponen unos nombres de pila concretos, si bien, generalmente el segundo nombre varía.
Una búsqueda en Google con las cadena Quesada Méndez Alcalá la Real –no dudéis en buscar constantemente nombres y apellidos en Google, poniéndolos entre comillas– me devuelve un impreso de 1638 titulado: "Por los patronos de las memorias y obras pias que fundó el Doctor Don Iuan de la Canal. En el pleyto, con Doña Maria Mendez Alfeyde, viuda de don Alonso de Quesada, don Iuan Vazquez Messia, don Luys de Frias, y consorte, vezinos de la Ciudad de Alcalá la Real". El impreso no estaba disponible online, pero con la información que contiene, me fue suficiente para enlazar todo lo anterior con los árboles del principio. Aquel Cristóbal Méndez padre de don Francisco Méndez tenía que ser el Cristóbal hijo de Pedro Hernández de Jaén. doña María, su tía, hija del mercader, madre de don Luis de Quesada, el primo de don Francisco.
Las nuevas filiaciones enlazaban los Hernández de Jaén con los Rojas de Granada, aquellos antepasados de los Castellano de Marquina, por los que yo había tenido las primeras noticias de esta familia. También se veía que el apellido Hernández de Jaén o Zamorano se había modificado a Méndez o Méndez de Villalfeide o Villafeide. Seguía sin enlazar a la viuda de Francisco Méndez y se había quedado aislado don Juan Méndez de Pineda. La sustitución de apellidos y el uso del "don" indica que se había producido un fuerte Ascenso Social o al menos un afán de ocultar los apellidos Zamorano y, sobre todo, el Hernández de Jaén.
El
seminario del vino me llevó a consultar el Catastro de Ensenada de mediados del XVIII de Alcalá la Real en el AHPJ para realizar mi charla, que básicamente habréis leído en la entrada
Los vinos de Jaén. Como sabéis, me dediqué a revisar los bienes de los regidores alcalaínos buscando viñas y lagares. Cuando revisaba los bienes de don Fausto Fernández de Moya encontré que varios de sus bienes estaban cargados con patronatos y memorias de misas de Pedro Hernández de Jaén y Juan Méndez Zamorano. Incluso los bienes de Juan Méndez Zamorano, las viñas en Camuña y el cortijo de Pradollano estaban dentro de los bienes del Fernández de Moya. Los había encontrado. Los Fernández de Moya descendían de los Méndez Zamorano, o al menos habían heredado sus bienes. Se imponía reconstruir esta nueva familia. En el mismo Catastro aparecían referencias a dos hijos del regidor, don Diego y don Vicente. Era pertinente ver si se había conservado documentación de esta familia en los archivos. Para ello nada mejor que utilizar el catálogo de pleitos de la Real Chancillería de Granada.
Esta herramienta es especialmente útil para familias hidalgas entre los siglos XVI y XIX "del Tajo para abajo". A nosotros nos interesan, sobre todo, los pleitos por vínculos o mayorazgos, ya que van a sacar a la luz la genealogía de los pleiteantes. Los expedientes de los pleitos que se conservan en Granada pueden variar mucho en tamaño y en contenido. Hay auténticas minas genealógicas que incorporan copias de partidas parroquiales –bautismo, matrimonio, enterramiento– y notariales –testamentos, dotes, capitulaciones matrimoniales, particiones de bienes– y otros pleitos que se limitan a informar del proceso y no aportan absolutamente nada. Hay consultarlos todos. La base anterior se completa con una nueva descripción de pleitos que solo puede consultarse in situ. En las descripciones hay que tener imaginación y probar todas las variantes ortográficas de los apellidos. Muchas veces es recomendable hacer búsquedas generales por lugares, porque siempre se escapa algún pleito.
Con la cadena "Fernández Moya Alcalá" encontraba tres pleitos un don Fausto Fernández de Moya y de don Francisco Fernández de Moya a finales del XVIII. Redefiniendo la cadena a "Fernandez Moya" encontré varios pleitos en Jaén y en Alcalá. Aparecía una tal Secundina de Peralta viuda de Diego de Moya madre de Fausto Fernández de Moya en 1770 pleiteando por el mayorazgo de un tal Juan de Pineda. El difunto debía ser el hijo de don Fausto. Con esta filiación inicié una nueva reconstrucción.
Con un nombre y apellido tan peculiar se imponía una nueva búsqueda en Google. Aparecían Faustos Fernández de Moya en Jaén el siglo XX y en la Edad Moderna "don Fausto Fernández de Moya" me llevaba a un libro en google books de Emilio de Cadenas Piera: Memoriales de títulos nobiliarios e hidalgos para obtener facultad y consignar renta de viudadedad siglos XVII, XVIII y XIX. En su página 105 aparecía "1194 Facultad que solicita don Fausto Fernández de Moya para doña Francisca de Valenzuela su mujer año de 1777". Yo sabía que mi director de tesis, Enrique Soria, había trabajado esta documentación. Así que un mail más tarde me encontré con otro del profesor Soria con un resumen del expediente donde el citado don Fausto decía ser poseedor de los mayorazgos de don Juan Méndez de Pineda, Martín López de Córdoba y don Diego Fernández de Moya, XXIV de Jaén. De regalo otros documentos de los Méndez. El citado expediente también contenía una partida de matrimonio entre don Fausto, hijo de doña Secundina de Peralta Rojas y de don Diego Fernández de Moya Sotelo con doña Francisca de Valenzuela, que lo era de don Gonzalo y doña María Ignacia. Esta es una de las muchas ventajas que tiene tener por director de tesis al posiblemente –o sin posiblemente– mejor genealogista de España. Añadiendo la información anterior al árbol aparece:
El que don Fausto fuera el poseedor del mayorazgo de don Juan Méndez de Pineda reforzaba la vinculación entre los Méndez y los Fernández de Moya; y teníamos una nueva pista, el mayorazgo de Diego Fernández de Moya, regidor de Jaén. Durante muchos años me he dedicado a recopilar información en forma de genealogías de numerosos linajes de Granada, Murcia, Cuenca y otros lugares. El linaje Fernández de Moya y este regidor don Diego me sonaban. Efectivamente, al mirar mi base de datos, encontré que los Robles de la Costana de Granada tenían un entronque con los jiennenses Fernández de Moya y uno de ellos era caballero de hábito militar. Tenía ahora una nueva herramienta, el expediente de caballero de Calatrava de don Fernando de Robles Fernández de Moya.
A través de la base PARES, acaso la mejor del mundo en su estilo, se pueden consultar infinidad de documentos de la mayoría de los archivos estatales españoles, entre ellos el Archivo Histórico Nacional.
PARES
En muchos casos tenemos el expediente digitalizado, pero no era el caso. Sin embargo, los expedientes de caballeros de órdenes militares posteriores a 1700 están extractados en unos libros dirigidos por Vicente de Cadenas Vicent, casi todos ellos en google books. En cualquier caso, yo tengo la colección completa en papel. No son una fuente 100% fiable pues está plagada de errores y omisiones, pero si no tenemos la posibilidad de ir rápidamente al AHN... Generalmente en estos extractos aparece la información genealógica –partidas de bautismo, matrimonio, y testamentos– de los padres, abuelos y bisabuelos del caballero que contienen los expedientes. Lo interesante de la genealogía es que los parentescos son redundantes, es decir, los hermanos tienen antepasados idénticos, por lo que el expediente de un sobrino nos da, por ejemplo, la genealogía de su tío materno. De nuevo una advertencia, los expedientes de hábitos militares son documentos interesados, muchos de ellos contienen falsificaciones genealógicas de grupos en rápido ascenso social; desconfiad de aquellos testimonios que se repiten machaconamente, testigo tras testigo. Leed antes de iniciar vuestra investigación los artículos de Enrique Soria sobre la falsificación genealógica:
Artículos Enrique Soria
Las partidas parroquiales pueden falsificarse al copiarlas, así que cuidado. A veces en un mismo expediente, si tiene anexos documentales, hay variación entre los documentos finales y las partidas del cuerpo del proceso. Se añaden "dones" donde no los había, se añaden apellidos. Los expedientes de hábitos son una excelente fuente de información genealógica pero es una fuente problemática. Todo esto hay que tenerlo en cuenta.
Extracto del Expediente de don Fernando Agustín Robles Moya, caballero de Calatrava
Hechas las advertencias, vuelvo al caso. El expediente del Robles Fernández de Moya nos daba nuevas pistas. El abuelo del caballero, don Diego Fernández de Moya había casado en segundas nupcias con doña Isabel María Méndez y en su testamento de 1688 afirmaba ser el padre con ella de don Fausto Francisco. Por las fechas este último podía ser –ya mayor– el que aparecia en el Catastro de Ensenada. A través de su madre doña Isabel María parece que entraban los bienes de los Méndez.
Una nueva búsqueda en mi base de datos y un nuevo caballero de Órdenes descendiente de los Fernández de Moya, salía a la palestra: don Nicolás de Santa Olalla Rojas, caballero de Calatrava en 1895. Uno de sus bisabuelos era don Fausto Fernández de Moya Peralta y gracias al expediente sabía que había testado en Alcalá la Real el 22-IV-1803. Tendría que ver el protocolo cuando volviera a Jaén después de Semana Santa.
La verdad es que sentí cierta satisfacción al enlazar los Méndez con los Santa Olalla. Esta familia la he estudiado desde hace bastantes años cuando me interesé por las élites de Baza y Huéscar. Hay Santa Olallas aún en la actualidad y ostentan el título de marqueses de la Hermida, título que rehabilitó precisamente el calatravo don Nicolás de Santa Olalla Rojas. Que podamos encontrar descendientes hoy en día del –estimo– mayor mercader de Jaén del siglo XVI tiene su gracia. Los Santa Olalla no son los únicos, como veremos. La genealogía de los Fernández de Moya, ya con su enlace con los Méndez quedaba así.
Llegaba el momento de seguir tirando del hilo con el testamento de don Fausto Fernández de Moya Peralta en el AHPJ. Pedí varios protocolos de Alcalá la Real de 1803 pero no daba con el testamento. Para descansar me dio por mirar el listado de libros de la biblioteca del archivo cuando sorprendentemente vi entre los artículos de
Rafael Cañada Quesada –excelente persona que a sus 84 años sigue investigando infatigablemente en el archivo y compartiendo su conocimiento con todo aquel que está cerca– uno titulado "Linajes nobles de Jaén: Fernández de Moya".
Siempre se escapa algo al buscar. Conviene también realizar búsquedas en la base de artículos Dialnet. En ella aparecen miles de artículos con temática de Historia Moderna, algunos en PDF.
Dialnet
El artículo de Rafael Cañada que me habría ahorrado mucho trabajo, pero siempre es mejor llegar a través del propio método personal –que va siguiendo una serie de pasos lógicos– que incorporar de golpe la investigación –con un método seguramente distinto- de otra persona. Sin duda, este artículo me ha dado varias líneas por las que proseguir e infinidad de referencias documentales que me habrían llevado mucho tiempo conseguir, pero siempre debemos contrastar las reconstrucciones genealógicas de otras personas antes de incorporarlas a las nuestras. Precisamente en este notable artículo de Cañada se comete un error en la filiación –seguramente un descuido– de don Fausto, haciéndolo hijo de doña María Cerón, primera mujer de don Diego Fernández de Moya, que por nuestra investigación sabemos que no era así, ya que era de su tercera mujer doña Isabel María Méndez. Si se puede, hay que descender siempre a las fuentes primarias, los testamentos, a las dotes, a los protocolos notariales. Los errores se comenten y se acumulan en las fuentes secundarias y terciarias.
Sonreí cuando en el artículo se daba la referencia al testamento de don Fausto en el único protocolo de 1803 que, aunque lo había solicitado, aún me esperaba en la mesa de las peticiones. Reconstruida la línea de los Fernández de Moya desde sus inicios –aún hay Fernández de Moya en Jaén hoy en día– y viendo que mi propia reconstrucción era correcta, había que usar las informaciones que había en el citado artículo en torno a los Méndez.
En los días sucesivos consulté algunos testamentos y documentos citados por Cañada y, poco a poco la genealogía de los Méndez se fue completando. En la mayoría de los casos solo aparecían los nombres de los fundadores, que precisamente eran los que me interesaban. En el testamento de don Fausto decía “entre los bienes pertenecientes al vínculo que poseo y fundaron Pedro Fernández de Jaén y doña María Ordóñez su mujer y agregaciones que a el hizo Juan Méndez Zamorano, vecino y regidor perpetuo hay unos solares”. !Ya tenía a la mujer del mercader!. ¡He tenido que ver un documento de 1803, de un descendiente, para saber el nombre de una señora que vivió a finales del XVI!. También aparece la mujer de Cristóbal Méndez Zamorano, doña Isabel de Aranda entre los documentos, ya que ambos fundaron un mayorazgo que luego poseyeron luego los Fernández de Moya. Como ya dije en otra entrada si conseguimos encontrar el protocolo desvinculador de un mayorazgo podemos obtener mucha información del mismo. Esto ocurrio con el mayorazgo anterior, si bien aunque tengo mucha información sobre los bienes del mismo, no he tenido tanta suerte con las escrituras fundacionales. La actuación y maestría de los escribanos en el proceso es un factor fundamental. En este caso la parte documental se obvió y tendré que buscar la información por otros cauces.
Y de nuevo una búsqueda en Google me lleva a un documento on-line que no conocía. Un impreso realizado en 1625 en torno a la limpieza de sangre de los Méndez. Nos da información sobre el mercader sus padres, hijos y hermanos.
"Por Pedro Fernandez Mendez de Iaen, vezino de la ciudad de Alcala, Christoual, y Iuan Mendez de Iaen sus hijos, y los demas descendientes. Con el Señor Fiscal del Consejo Supremo de la Santa Inquisicion. Sobre si se ha de usar de las informaciones hechas por el dicho Pedro Fernandez Mendez de Iaen, Christoual, y Iuan Mendez Zamorano sus hijos, para memoria de su limpieza, por entrambas lineas de su descendencia de masculinidad, y de hembra. 1625."
Este documento es de alto riesgo. Tiene una fuerte intencionalidad –que es probar la limpieza de sangre de los Hernández de Jaén– algo que por otras fuentes esta dado por imposible, pues eran claramente judeoconversos. Partiendo de la naturaleza fraudulenta del documento podemos entresacar algunas noticias muy jugosas: los padres –el trapero de Baena Juan Sánchez de Jaén y Catalina Fernández–, una hermana doña Jerónima casada con Martín de Villalta, los enemigos de la familia, enlaces con grandes familias como los Pineda o los Aranda, actuaciones de todos ellos como mercaderes. Por ejemplo, gracias al documento sé que Juan Méndez Zamorano casó con doña Juana de Pineda, prima de un caballero de Santiago alcalaíno. Esto explica las dos ramas: Méndez de Pineda y Méndez de Aranda, descendientes de los hermanos Juan y Cristóbal, respectivamente, pero que se terminan fusionado como vería luego.
Una nueva visita a Granada. De los varios pleitos en el Archivo de la Real Chancilleria de Granada que he consultado esta semana destaca el de los mayorazgos de don Juan Méndez de Pineda (recordemos Juan de Pineda en la ficha). Tras su consulta la genealogía de los Méndez queda así:
Como siempre, la reconstrucción genealógica es provisional, nuevos documentos pueden completar o refutar esta genealogía. Aún quedan bastantes lagunas en la genealogia ascendente del mercader como sus padres y hermanos. Supongo que el padre de don Juan Méndez de Pineda fue don Alonso Méndez de Pineda, pero no está comprobado documentalmente. El lunes que viene en el AHPJ espero encontrar en el testamento del primero la necesaria prueba documental. Por otra parte, aún no tengo testamentos, dotes, particiones de Pedro Hernández de Jaén ni de sus hijos o nietos, pero espero que conforme consulte más y más protocolos vayan apareciendo. Pero ya tengo el esqueleto genealógico sobre el que construir mi investigación. A menos ahora ya sé quiénes son, ahora toca saber el dónde, el cómo, el cuándo, el porqué...
Nótese que, salvo en casos indirectos, esta reconstrucción se ha hecho sin contar con documentos parroquiales, algo que habría simplificado mucho el proceso y que espero poder consultar en el futuro, si fuera posible, en Alcalá la Real. Al mismo tiempo, no se trata de una familia al uso; en su interior se están produciendo procesos de ennoblecimiento y falsificación genealógica que dificultan mucho la reconstrucción. No es usual que una persona cambie tres veces de apellidos a lo largo de su vida e incluso tenga aún más cuando sus descendientes se los modifiquen. Esto complica sobremanera la búsqueda documental en bases de datos de archivos, a veces muy limitadas a descriptores documentales del todo obtrusos. Creo que el ejemplo que aquí se trata puede servir de modelo, o al menos inspirar a los jóvenes investigadores ávidos por iniciar su investigación documental a crear su propio método de reconstrucción genealógica.
Si te ha interesado esta entrada tal vez te interese leer la entrada anterior
Metodología (I): Introduciendo datos de archivo y la posterior
Metodología (II): La reconstrucción genealógica y el cruce de fuentes (2)
Hasta la próxima entrada!